El rap del exilio
extinta digo, de Carmen Martin.
Santiago de Chile, abril de 2013.
El
agua se curva levemente.
Estoy
en un jardín.
Extranjera.
Me
insisto e
insistiéndome,
soy
un
irreparable
error
de traducción
***
Soy
un espacio en blanco
tengo
treinta años
y
me he sobrevivido
***
mis
manos palideciendo
por
no poder tomar
las
cosas
como
son
***
y
qué es esto
que
dice “soy”
con
una voz que
no
es la mía
me
extiendo como
un
mapa, como
una
carta en tránsito
y
pregunto:
***
es
el espacio entre
los
cuerpos,
no
los cuerpos
es
fisura que se activa
me
pierdo en mí
y
extinta
digo
nada
responde
nada
está
MY
MOTHER IS A FISH
A ti te educaron los beatnik, Faulkner
y
Capote y Dos Passos y Byron
leídos
en voz alta por profesores vivos
vehementes,
limpios y satisfechos
duchados
luego y vestidos para enseñar
a
adolescentes igualmente saludables
a
pesar del alcohol ingerido
en
la noche inmediatamente interior
huesos
sanos, dientes sanos, cuerpos
entrenados
y resistentes
producto
de una buena alimentación
Mis
profesores fueron borrachos, sucios, sin dientes
llegando
a la sala de clases directamente desde el bar o el garito
con
un montón de hojas manchadas y en desorden metidas
dentro
de maletines igualmente viejos y precarios
para
dar una clase que seguía el ritmo de la respiración o el jadeo
Hombres
que se detenían de golpe en la mitad de una frase
para
sentarse en el escritorio y llorar largamente
sin
importarles, en absoluto, nuestra presencia.
Y
no leímos a los poetas. Nadie quería leer a los poetas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario