Del tiempo como escritura
poética
Cada libro tiene una portada, cada escritura poética tiene su propia
portada. La de Provisorio de Luis Enrique Belmonte es el tiempo, el Tiempo
o Tiempo como apellido, como grito o como manera ordinaria de llamar-juzgar a
este dueño de todos. Estos soplos que renacen en la palabra del poeta, dibujando
todas esas transformaciones armoniosas que pueden tomar la forma de un “escarabajo
egipcio” o de un “Milagro trabado” en las páginas: hasta el “algo”. Para Luis, algo
no es algo, no puede ser palabra sencilla que marca el territorio de las cadencias.
Es la alquimia de lo oculto, el puente entre dos estados, el camino hasta la epifanía.
El poeta mismo habla: “algo debería salir, algo será expulsado algo será
exprimido”. La escritura poética de Luis Enrique Belmonte es también un espejo
en donde desfilan miríadas de símbolos en el nombre de “lo antaño”. ¿Cómo meditar
sobre las horas sin este diálogo sinfín con el principio que se extiende de forma
indefinida hasta llegar el futuro? En ese camino la procesión de los versos se
hace al mismo tiempo con seriedad y delicadeza, con solemnidad y simpatía. Hay aquí
innumerables oportunidades de cuestionarse y de sonreír por algunos rincones de
“los mismos caminos”. Estamos ahora en la “sala de espera” del “compañero
paciente” que puede ser cualquier poeta que vive en este mundo donde cruelmente
se mata a los perros callejeros…donde se mata a los que necesitan respirar el
aire del amor. ¿Qué debemos hacer? Las referencias al tiempo cambian constantemente
y enseñan al laborioso lector que el tiempo es movimiento y tránsito. Luis
Enrique Belmonte nos da, con este libro, la suerte gigantesca para entender las
exigencias existenciales que yacen en la falsa tranquilidad de “lo que queda”. Aquí
este universo hecho de los recuerdos y de la sangre del poeta: Provisorio,
Antología (1997-2019).
Kemadjou Njanke
Marcel
Poeta
Camerún
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