El rap del exilio
Deslumbre migratorio
Santiago de Chile, agosto de 2013
*
nocturno de calor en llanura :
capa sofocante de insectos que
titilan
anfibios caracoles muchachos
edificios vibrantes
sonoridad de lo inmenso espeso
que entra y sale de poros vaso
libro
o también mano que chorrea acústica tropical color
ágata
y sumerge a la espalda en forma
de bicho de río
*
un jazmín solo eso
es lo que se te da
lo que te penetra
dándose mudo
frente
aexcasa
que arde
un
jazmín
sin geografía ni estirpe a
considerar
más valioso
que joya
imprevista :
no saberse otra ni la misma
no
saberse
(más que el estilo de lo
desasido – centelleos
marinos)
*
Muñón, instante, inicio
tal vez de un árbol
que no salió adelante.
Algo que se raspa demasiado de
un lado
para que emerja del otro. No hay
razón ni suavidad en esto.
Un velo dorado cubre la tarde,
que comienza de noche. Y eso sigue crujiendo, temerario, mezquino, sin salir en
flor —golpeando duro— entre maderas,
noticieros.
*
A un cuarto del camino la casa
primera dio paso a la segunda
la casa primera dio paso a la
segunda a un cuarto del camino
A un cuarto del camino
adquirieron nombres: casa de allá menguado
casa de aquí vivido casa de
devoción casa de esgrimidores
casa de empeños doblegantes casa
de cambios zigzagueantes
A un cuarto del camino a un
cuarto del camino la piel vivía cortes oblicuos
Los hálitos de perros países
monedas se fundían al unísono
y existían, no existían pérdida
ni casas ni caminos a un cuarto del camino
a un salto del camino a un tiroteo del camino a un estallido del camino
*
como ante la vista del valle,
hazte la idea,
los lugares se superponen, se
vive más o menos entre roces
a un cáliz a una camilla,
partiendo-volviendo, escindida, sin retorno
en el inicio no hay más que un
“había una vez” demasiado viscoso
Parece
que llegas a casa primera de
aves en refacción
y palpas la severidad que
imprime el movimiento.
De cerca los cambios murmuran en
ropa tendida
sobre arbustos de niñez
reseca. Abajo los personajes exigen gotean.
Parece que en el living una
columna crece en verbos que luchan contra tantas rotaciones. No te detengas,
en los pasillos haces aberturas
con los dientes. Ya se
levantará
el aire a gallo añejo al que quisiste volver para
no
volver, el gallo de espuelas de
plata, las latas de cielo y negrura —
Parece.
Fragmento del poema “Deslumbre migratorio”,
de Lumbre
de ciervos
(La Hoguera, Santa Cruz, 2013)
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